Con respaldo en encuestas, Gustavo Bolívar prepara su renuncia para dar el salto a la carrera presidencial

Gustavo Bolívar, actual director del Departamento de Prosperidad Social (DPS) y una de las figuras más visibles del petrismo, está nuevamente empujando su salida del Gobierno nacional, lo que intensifica las especulaciones sobre su posible candidatura presidencial para las elecciones de 2026. Su renuncia, aunque no oficializada completamente, ya estaría lista y responde tanto a motivaciones estratégicas como a necesidades legales, pues apartarse del cargo con tiempo evitaría posibles inhabilidades para aspirar a la Presidencia.
Bolívar ha ganado notoriedad dentro del Pacto Histórico no solo por su cercanía con el presidente Gustavo Petro, sino también por su perfil mediático y su capacidad de movilización social. Su nombre ha comenzado a figurar con fuerza en las primeras encuestas de intención de voto, en las que aparece como uno de los precandidatos con mayor respaldo dentro del ala oficialista. Esto ha fortalecido su impulso para convertirse en el sucesor natural del proyecto político que encabeza Petro.
El movimiento de Bolívar se da en un contexto de tensiones crecientes dentro del Pacto Histórico, donde ya han comenzado a sonar otros nombres con aspiraciones presidenciales, como los de Roy Barreras, María José Pizarro y Daniel Quintero. Sin embargo, el exsenador se mantiene como una de las opciones con mayor visibilidad y apoyo popular, en buena parte gracias a su papel en programas clave de subsidios y transferencias monetarias mientras estuvo al frente del DPS.
Aunque en el pasado el presidente Petro le pidió mantenerse en el cargo para garantizar la continuidad de los programas sociales, la presión política por definir aspiraciones y la dinámica electoral han hecho que Bolívar insista en su salida. Él mismo ha declarado que no quiere violar los tiempos ni generar roces innecesarios, pero también ha dejado claro que su eventual candidatura debe surgir de una consulta amplia, y no de acuerdos cupulares.
El panorama al interior del oficialismo se mueve con rapidez, y la renuncia de Bolívar podría marcar el inicio de una competencia formal por el liderazgo del progresismo en 2026. Por ahora, su figura se consolida como una de las más fuertes dentro del petrismo, lo que podría reconfigurar los equilibrios políticos del Gobierno y del movimiento que lo respalda.