Año preelectoral revive la voz de Gaitán y su lucha por una Colombia sin violencia

Cada 9 de abril, Colombia recuerda uno de los momentos más dolorosos y significativos de su historia política: el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán en 1948. Este hecho, conocido como “El Bogotazo”, no solo marcó un punto de quiebre en la historia nacional, sino que también desencadenó una ola de violencia que sería el preludio del conflicto armado más largo del hemisferio occidental.
En el contexto actual, con Colombia entrando en un año preelectoral, la figura de Gaitán y su discurso contra el odio cobran una renovada relevancia. Gaitán fue un líder liberal carismático, de fuerte arraigo popular, que abogaba por la justicia social, la equidad y una reforma profunda del Estado para ponerlo al servicio del pueblo. Su discurso se enfocaba en combatir la violencia política, el clientelismo, la corrupción y la exclusión, males que aún persisten en el escenario político colombiano.
Recordar a Gaitán en esta fecha no es solo un ejercicio de memoria histórica, sino también un llamado a la reflexión sobre el tipo de liderazgo que necesita el país. En medio de un clima político marcado por la polarización, la desinformación y los discursos incendiarios, el legado de Gaitán se presenta como un ejemplo de cómo se puede hacer política desde la dignidad, la inclusión y el respeto por el otro.
El asesinato de Gaitán desató una explosión de violencia en Bogotá que rápidamente se extendió a otras regiones del país, reflejando el profundo malestar social acumulado. Su muerte significó la frustración de un proyecto político que buscaba transformar las estructuras de poder tradicionales y darle voz a los sectores marginados.
Hoy, 76 años después, diferentes sectores sociales y políticos vuelven a citar sus palabras como una guía ética frente a los desafíos actuales de la democracia colombiana. Su mensaje contra el odio y por la unidad nacional sigue siendo una bandera vigente en medio de la incertidumbre y la tensión preelectoral.