“Oposición y precandidatos llaman a marcha nacional silenciosa contra atentados en Valle, Cauca y ataque a Uribe Turbay

Sectores de la oposición y agrupaciones independientes en Colombia han convocado para el domingo 15 de junio de 2025 una “Gran marcha del silencio” en rechazo a la creciente ola de violencia y polarización política .
La iniciativa surge en un momento especialmente delicado, marcado por una serie de atentados terroristas en el suroccidente (departamentos del Valle y Cauca) que dejaron muertos y numerosos heridos, incluyendo tanto civiles como miembros de la fuerza pública . Además, se le suma el reciente ataque con arma de fuego contra el senador y precandidato Miguel Uribe Turbay, quien permanece hospitalizado en estado crítico. Se informó que un menor de 14 años habría sido el agresor, y que el arma utilizada fue adquirida en Arizona y se presume vinculada al crimen organizado .
Los promotores de la marcha —entre ellos los precandidatos presidenciales María Fernanda Cabal, Paloma Valencia y Vicky Dávila— consideran que esta expresión debe ser una muestra de rechazo al clima de tensión institucional y una defensa del derecho constitucional a la protesta pacífica .
En Bogotá, se planifica una concentración desde las 9 a. m., partiendo desde el Parque Nacional, con réplicas en otras regiones del país . El acto de lanzamiento se realizó desde la Plaza Núñez del Capitolio, justo en frente del Palacio de Nariño, lo que realza el carácter político del recorrido y la intención de “convertir el dolor en fuerza” .
Frente a este llamado, el Gobierno, bajo el presidente Gustavo Petro, se encuentra organizando un consejo de seguridad para analizar la oleada de atentados, mientras él mismo investiga la conexión entre los ataques y cárteles internacionales, proponiendo incluso colaboración con Estados Unidos para rastrear la procedencia del arma usada contra Uribe .
La “Gran marcha del silencio” representa así una respuesta ciudadana y política unificada: un llamado a la calma, a la defensa del orden institucional y al rechazo de la violencia como herramienta de disputa política. Será una liturgia simbólica —sin gritos, ni consignas— que busca romper con la polarización y romper la cadena de hechos violentos.