Centro Democrático redefine su estrategia electoral en medio de crisis política y avance de sus rivales

A 30 días del atentado contra el senador y precandidato Miguel Uribe Turbay, el Centro Democrático atraviesa un momento de reacomodo político y estratégico. El violento ataque, ocurrido en medio de un evento de campaña, obligó al partido a suspender temporalmente las actividades proselitistas de sus cuatro precandidatos presidenciales, quienes optaron por priorizar la seguridad y la unidad interna frente al clima de incertidumbre.
A esta coyuntura se suma otro factor determinante: el juicio que enfrenta el expresidente Álvaro Uribe Vélez, figura central y fundador del partido. Este proceso judicial no solo ha captado gran atención mediática, sino que ha generado un ambiente de cautela dentro de la colectividad, que aún busca el equilibrio entre la defensa de su líder histórico y la necesidad de proyectar una nueva narrativa política ante el electorado.
Mientras tanto, sectores de izquierda y centro han capitalizado este impasse en el uribismo. Sus precandidatos han incrementado su visibilidad, fortalecido sus estructuras territoriales y ganado terreno en el debate público. Este avance ha encendido las alarmas dentro del Centro Democrático, que ahora se plantea cómo recuperar el impulso y evitar una mayor desventaja en la carrera hacia las elecciones presidenciales.
En este contexto, el partido evalúa nuevas rutas para reposicionar sus precandidatos, intensificar el contacto con las bases y reformular su discurso. También se habla de una eventual reorganización interna y del impulso a una imagen más cohesionada que no dependa exclusivamente de la figura de Uribe Vélez. No obstante, la sombra del juicio y la reciente violencia política siguen marcando el panorama de esta colectividad, que deberá afrontar el reto de reinventarse en un escenario cada vez más competitivo.