Hernando Vanegas: el arte como memoria de un pueblo

El maestro Hernando Vanegas, artista riosuceño de alma popular y trazo vigoroso, ha partido. Falleció en Villavicencio, ciudad donde vivió sus últimos años junto a su esposa, y donde continuó, hasta el final, cultivando la memoria y el arte como ofrendas de vida.
Nacido en Riosucio, Caldas, Vanegas llevó siempre a su pueblo en el corazón. Aunque vivió y trabajó en varias ciudades de Colombia, fue Bogotá la que acogió la mayor parte de su trayectoria profesional. Allí desplegó su talento como pintor de vallas, escenógrafo, muralista, decorador de vitrinas y creador de telones para museos, televisión y eventos culturales de alcance internacional.
Su firma puede rastrearse en instituciones como el Museo Nacional, el Museo de Arte Moderno, la Biblioteca Luis Ángel Arango, el Museo del Oro y el Museo de Arte Religioso. También trabajó para Cine Colombia, programas como “Sábados Felices” y proyectos del Ministerio de Relaciones Exteriores.
Fiel a su origen, Vanegas participó en múltiples ediciones del Encuentro de la Palabra en Riosucio, donde expuso parte de su obra y compartió su pasión por la historia local. Como investigador autodidacta, se sumergió en archivos históricos en busca de documentos que ayudaran a reconstruir el pasado de su tierra natal, aportando con ello al legado cultural de su comunidad.
En 1979, la revista Diners publicó un retrato suyo, escrito por Álvaro Burgos Palacio, en el que se recordaban sus humildes inicios como barredor del Teatro Cuesta y mesero en el Grill “Candilejas”, antes de abrirse camino como artista en todo el país.
Las exequias del maestro Hernando Vanegas se realizarán hoy miércoles 30 de julio, a las 2:00 p.m., en la iglesia María Auxiliadora de Villavicencio.
Hoy, Riosucio pierde a uno de sus grandes, pero el arte colombiano conserva su obra como testimonio de una vida entregada a la creación, a la memoria popular y al amor por las raíces.
Hernando Vanegas no se ha ido del todo. Vive en su obra, en la historia que recuperó y en el cariño de quienes aprendieron a ver el mundo a través de sus colores.










