Con concentraciones masivas en ciudades clave, Petro busca reconfigurar el mapa electoral y social del país.

El presidente Gustavo Petro ha intensificado su presencia en el territorio nacional mediante una serie de concentraciones públicas, conocidas popularmente como “plazoletazos”, con las que busca consolidar y revitalizar su base de apoyo popular tras los recientes reveses políticos sufridos por su coalición, el Pacto Histórico, en las elecciones regionales. Estas movilizaciones se enmarcan dentro de una estrategia política más amplia que pretende cimentar una narrativa constituyente, con la cual Petro busca reorganizar las fuerzas sociales y políticas del país en torno a su proyecto de transformación estructural del Estado.
Durante el fin de semana, el mandatario visitó tres de las ciudades más importantes del país: Barranquilla, Cali y Medellín. En cada una de ellas encabezó eventos masivos en plazas públicas, donde reiteró su intención de avanzar hacia una Asamblea Nacional Constituyente, con la cual pretende reformar el modelo político, económico y social de Colombia. La presencia del presidente en estos territorios no es casual; se trata de zonas con fuerte presencia de sectores populares y comunidades históricamente marginadas, que han sido base de apoyo del progresismo colombiano.
Petro considera que la institucionalidad actual impide ejecutar plenamente su programa de gobierno y que la única vía viable para lograrlo es a través de una nueva Constitución que supere lo que él llama las “trabas del régimen”. En sus discursos, ha insistido en que esta apuesta no busca perpetuar su mandato, sino abrir el camino para que el pueblo colombiano tenga mayor participación en las decisiones fundamentales del país. No obstante, esta estrategia ha generado controversia y fuertes críticas por parte de la oposición, sectores empresariales, medios de comunicación y algunos juristas, que la califican como un intento de deslegitimar el orden constitucional vigente.
Estos “plazoletazos” también buscan contrarrestar la percepción de debilitamiento del Gobierno tras la derrota del Pacto Histórico en las elecciones regionales de octubre de 2023, donde perdió alcaldías clave y sufrió una disminución en el respaldo ciudadano. Petro está decidido a responder políticamente desde las calles, apelando a la movilización social como una forma de presión frente a los obstáculos legislativos y judiciales que han frenado varias de sus reformas estructurales, como la laboral, la de salud y la pensional.
En conclusión, las movilizaciones encabezadas por el presidente no solo cumplen una función simbólica y de reafirmación ideológica, sino que forman parte de una estrategia electoral y constituyente que apunta a recomponer fuerzas, recuperar legitimidad y establecer un nuevo escenario político en Colombia.