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Tras el receso legislativo, el Capitolio se prepara para una intensa agenda de debates y controles políticos al gabinete de Petro

Tras la semana de receso legislativo, el Congreso de la República retomará su actividad con una agenda cargada de debates que resultan cruciales para el Gobierno del presidente Gustavo Petro. El regreso al Capitolio estará marcado por la discusión de dos iniciativas que concentran gran parte de la atención política y mediática: la reforma a la salud y el proyecto de Presupuesto General de la Nación para 2026. Ambos temas son considerados pilares del actual mandato y definirán en buena medida el panorama político y fiscal del último tramo del gobierno.

La reforma a la salud, una de las banderas más controversiales de Petro, se encuentra en un punto decisivo. Aunque ya ha superado varias etapas legislativas, su futuro sigue siendo incierto ante la resistencia de partidos independientes y de oposición, así como por las advertencias sobre su impacto financiero y estructural. En las próximas sesiones, el oficialismo buscará acelerar su aprobación o, al menos, dejar avanzados los acuerdos necesarios para evitar que el proyecto se hunda por falta de trámite.

En paralelo, el presupuesto nacional de 2026 será objeto de intenso debate. Se espera que el Congreso revise las prioridades del gasto público en medio de un contexto de estrechez fiscal y desaceleración económica. El Gobierno pretende blindar los recursos para programas sociales, la política de “paz total” y proyectos de infraestructura regional, mientras que sectores de la oposición reclaman mayor claridad sobre el manejo de la deuda, la financiación de las reformas y los eventuales recortes a sectores como defensa o educación.

Además de estas dos grandes discusiones, el Congreso tiene programados controles políticos a varios ministros. Se prevé que las bancadas opositoras cuestionen a los titulares de carteras como Hacienda, Interior, Educación y Salud, por temas que van desde el manejo de los recursos públicos hasta la implementación de políticas sociales. También podrían reactivarse debates sobre seguridad, narcotráfico y relaciones internacionales, especialmente tras los recientes escándalos y tensiones diplomáticas.

En síntesis, esta nueva etapa legislativa se perfila como un escenario de alta tensión política. El Gobierno buscará consolidar sus principales reformas

antes de que avance el calendario electoral, mientras la oposición tratará de frenar iniciativas que considera improvisadas o inviables. Lo que ocurra en estas semanas podría definir el tono del cierre del periodo legislativo y marcar el pulso del debate público en el país.

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