La otra cara del proceso electoral: 57 líderes políticos han sido víctimas de violencia este año

El atentado reciente contra el senador y precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay, ocurrido en Bogotá, ha puesto en el foco nacional una situación que viene afectando de manera sistemática y silenciosa a lo largo del país: la violencia política. Aunque el ataque contra Uribe tuvo una alta visibilidad por su cargo y aspiraciones presidenciales, no es un hecho aislado. Desde marzo de 2025, al menos 57 líderes políticos han sido víctimas de amenazas, atentados o asesinatos en Colombia, lo que equivale a un ataque o amenaza cada dos días, una estadística alarmante que refleja el alto nivel de riesgo que enfrentan quienes participan en la actividad política, especialmente a nivel regional.
Según los datos reportados, cuatro líderes han sido asesinados y doce han sobrevivido a intentos de homicidio, mientras que el resto han recibido amenazas directas, obligándolos en muchos casos a cambiar sus rutinas, reforzar su seguridad o incluso abandonar sus aspiraciones políticas. Este clima de inseguridad se agudiza en zonas donde la presencia del Estado es débil y donde persisten grupos armados ilegales, estructuras criminales o intereses locales que recurren a la violencia para influir en las elecciones.
La violencia política, aunque no nueva, ha cobrado especial relevancia en este año preelectoral, en el que diversos actores comienzan a perfilarse para las elecciones regionales y nacionales de 2026. En muchos territorios, las campañas se están desarrollando en medio del temor, lo que limita el ejercicio democrático y pone en riesgo la participación ciudadana. La situación exige una respuesta urgente y coordinada por parte del Estado, para garantizar condiciones mínimas de seguridad tanto para candidatos como para los votantes.